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infinitoyfugaz

Afeitar

Afeitar El verano del 83 sí que hizo calor en Galicia y había menos árboles talados que ahora. Acababa de cumplir trece años y este año tocaba ir a casa de los abuelos por parte de mi padre. Desde Zaragoza el viaje en coche era interminable. Mi padre salía de casa afeitado y llegaba a Villagarcía con barba de doce horas. Aquel verano una mañana con la navaja de mi abuelo Xaquín me afeité el incipiente bigotillo que llevaba unos días cobrando sombra; mientras, el espejo no sólo me guiaba en mi torpe tacto sino que también me devolvía la memoria de cinco o seis años atrás cuando el abuelo Xaquín me reprendió al pillame con su navaja. "Cuando seas mayor esto te va a afetar". Cuando acabó el verano busqué en un diccionario de mi hermana la palabra AFECTAR. Tardé varios años en comprender que las navajas me iban a afectar de otro modo.

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