A tenor de lo visto en este poco más de un año en la Oposición, el Partido Popular liderado por Rajoy, no sólo no ha conseguido presentar ante la sociedad un proyecto serio "a la sombra", como dicen los ingleses, sino que la sensación que se transmite desde las filas populares es que la oposición debe consistir en "disparar a todo lo que se mueva", esto es, "estrategia cero".
Con un lider muy devaluado en todas las encuestas, ya provengan de medios hostiles o afines, Mariano Rajoy ha conseguido con esa ausencia de estrategia bastantes fiascos políticos.
En el terreno electoral, no sólo que pierdan la mayoría absoluta en Galicia, y por ende, un gobierno bastión para los Populares, sino también los bajos resultados, perdiendo escaños, en el Pais Vasco.
En el terreno social, ha permitido a la Iglesia, desde los propios postulados conservadores del Partido Popular, liderar el debate educativo tanto en los medios de comunicación como en la calle, como veremos en septiembre; así como liderar las posturas sociales sobre el Matrimonio entre homosexuales y la adopción de niños y niñas por parte de este colectivo. Con lo que, si esta era la estrategia, dejar a la Iglesia que lidere politicamente a la Oposición, poco "daño" le puede hacer a un Gobierno (cualquier gobierno de este país) que apenas se desgasta ante movilizaciones eclesiásticas.
En el día a día, la "estrategia cero" ha consistido en esperar "tras la mata" a que ocurran sucesos y desgracias personales o ecologícas (la sombra del Prestige parece alargada para Rajoy) y así provocar debates parlamentarios cargados de una violencia verbal inusitada dirigidos a provocar un ambiente de confusión y así atribuir al Gobierno Socialista todos los males acaecidos (el desastre del Carmel, los incendios de bosques en Comunidades gobernadas por el PSOE, o la muerte de un ciudadano en extrañas circunstancias en las dependencias de la Guardia Civil.)
Ante este panorama, en el que una estrategia política seria brilla por su ausencia, y sí lo hace la estrategia de la confusión y la bronca, las iniciativas inteligentes que no caen en esta estrategia como el pacto de Camps y el PSOE por la reforma del "estatut" en Valencia o la voz de dirigentes como Piqué que reniega de esta forma de hacer oposición, quedan automáticamente relegadas a un segundo plano o simplemente "se les llama al orden".
Obviamente, la estrategia de la confusión y la bronca se lleva mejor sin pactar con el gobierno socialista que haciéndolo, y de esta forma, desgraciadamente, el terrorismo, sigue utilizándose como arma electoral por parte del PP.
Aún no se ha dado cuenta su lider Rajoy que "apropiándose en exclusiva" de temas patrios como la lucha contra el terrorismo o la defensa a ultranza de miembros de la Guardía Civil, aunque estos hayan cometido presumiblemente actos como los de Roquetas de Mar, no les va a llevar de la mano de la inteligente sociedad de este país.
Mucho, pues, tendrá que cambiar la estrategia Rajoy si quiere seguir liderando la oposición en un Partido, el Popular, que cada vez equivoca más su punto de mira, ante una sociedad que sólo ve ganas de crear confusión, oportunismo, carencia de autocrítica y planteamientos demasiado simples en su labor política.